lunes, 12 de marzo de 2018
GENEALOGIAS DE MATARUCA
jueves, 25 de enero de 2018
MATARUCA MI TIERRUCA. Hernan Blanco
Esta historia es una semilla que pretendo sembrar en el corazón emocional de cada mataruquense, con la cuál esperamos poder cosechar una conciencia que valorice sus raíces históricas y el aporte cultural de los antepasados que hicieron posible la Mataruca de hoy.
Realizar esta actividad fue muy gratificante en lo personal, porque jamás pensé llegar a escribir tanto y sobre todo por el disfrute y el placer que proporciona la investigación y más aun, por lo que se siente y se aprende del acto comunicacional con aquellas personas que nos revelan sus conocimientos Hernán Blanco
Un día de Mayo de 2004 de repente me sentí impulsado y motivado por la idea de comenzar escribir la historia de Mataruca. Para darle forma a esa idea que de pronto irrumpió en mi mente me dispuse a realiza un trabajo de investigación entrevistando a aquellas personas de mayor edad de la comunidad. A medida que fui conversando con mis entrevistados y escribiendo la valiosa información que me revelaban, comenzaron a surgir en mi mente algunas ideas que creí necesario comunicarlas a alguien, es a Mercedes Reyes a quien visito para comunicarle las ideas que se me iban ocurriendo durante el proceso de la investigación y que consistía en lo siguiente: a) Rescatar la tradición de celebrar la solemnidad de Nuestra Señora de la Merced y declararla patrona de Mataruca b) Celebrar el aniversario de la Escuela Bolivariana Mataruca en la misma fecha, por haber sido un 14 de Septiembre de 1940 cuando se inicia la educación oficial en la localidad. c) Proponer ante las autoridades educativas en nombre de Carmen Amadora Zavala para identificar la escuela por ser ella la primera maestra de la comunidad. d) Colocar una placa en la escuela con el nombre de aquellas personas que hicieron posible con su esfuerzo la construcción de las escuelas de la localidad. d) Promover la construcción de un bulevar en el puente viejo para el esparcimiento de los mataruquenses. e) Que el sector parcelamiento lleva el nombre de Pancha Sirit por haber sido esta área de su propiedad.
En esa conversación le hice saber a Mercedes que el propósito fundamental de mis propuestas era el rescate de los valores culturales de la comunidad, para promover la autoestima de los mataruqueños y su sentido de pertenencia. Mercedes recibió con beneplácito mis propuestas y acordamos convocar a todos los docentes de Mataruca para una reunión que se celebraría el 24 de junio en su propia casa. De los 22 maestros que convocamos solo asistieron Belquis Lugo, Aura Lara y obviamente Secundina y Mercedes Reyes. En esta reunión no concretamos nada por falta de quórum razón por la cual tuvimos posponer la reunión. En la segunda ocasión insistimos con los docentes de la comunidad pero estos tampoco acudieron. Finalmente invitamos a otros miembros de la comunidad para hacerles la propuesta antes señalada, las cuales aceptaron y se comprometieron a trabajar para lograr los objetivos. Estas fueron las personas que nos acompañaron y con las cuales conformamos el comité organizador de la festividad: Julio Chirinos, Cecilio Lara, Uglénis Ramos, Mercedes Reyes, Belquis y Zandra Lugo, Aura Lara, Felicia Medina, Gregorio Castro, Aleida Villanueva, Mirian Blanco y Raquel Romero. Gracias este grupo de colaboradores fue posible realizar la primera fiesta patronal del pueblo en honor a Nuestra Señora de Las Mercedes.
La mayoría de estos pobladores
provienen de los tres grandes pueblos caquetios de la zona, como son: El
Carrizal, Guaibacoa y Taratara. Pueblos estos que fueron fundados por el
cura doctrinero Don Pedro Sangronis a principios del siglo XVIII, en terrenos
que fueron cedidos para tal fin por los hermanos Don Juan y Don Pedro de la
Colina Perera.
Mataruca limita por el norte
con El Carrizal, por el sur con Las Ventosas, por el este con Los Bosteros y
por el oeste con el barrio El Paraíso de La Vela.
Mataruca debe su nombre
presuntamente a una palabra de origen caquetío, cuya composición tiene una raíz
común con Macharuca y Macoruca las cuales derivan de caruca, que según Juan C.
Esteves significa (hierba o paja ordinaria), la cual utilizaban los caquetios
mezcladas con el barro para hacer sus casas. Se conocen otras versiones
populares que nada tiene que ver con la realidad, pero que responden a la
natural inventiva de la gente como una manera de satisfacer su curiosidad ante
un hecho desconocido. Algunos afirman que era una señora española o francesa
muy hermosa llamada Martha Aruca. Otros sostienen que en la quebrada de Caruca
hallaron muerto a un señor de apellido Mata, que Martha era una señora
que vendía aguardiente en Caruca. El maestro Luis Higuera, recién llegado a
esta comunidad inventó su propia versión, según la cual un cacique que herido
en su amor propio de padre, al descubrir el embarazo de su hija, deshonrada por
el indio Ruca, le ordena a su hijo mayor, mata a Ruca para vengar a tu
hermana. Seguramente ésta no será la última historia que se invente al
respecto.
El pueblo actual de Mataruca, en mi
opinión es de reciente data. Esta afirmación, es producto de una convicción
confirmada por el propio testimonio de los viejos pobladores los cuales
recuerdan perfectamente, quienes comenzaron a poblar.
En el cementerio de El Carrizal y en
las actas de defunción de la Prefectura de El Municipio Colina, se puede
comprobar lo que estoy afirmando. ¿Quién puede dudar de la palabra de Saturnino
Cueva y Agueda Arévalo que son las personas más longevas de esta comunidad?
Si Mataruca existió como comunidad
aborigen, debió ser un pequeño núcleo que pudo haber estado asentada en los
alrededores del manantial que llamaron la cacimba mucho antes de la llegada de
los españoles y que seguramente se despobló en el mismo momento en que Don
Pedro de Sangronis funda la doctrina de El Carrizal en 1723.
Curiosamente el cronista Castellano no menciona a Mataruca en su
lista y tampoco lo hace el Obispo Mariano Martí, quien de El Carrizal, camino a
Guaibacoa debió pasar por el sitio. Conociendo la capacidad del pastor para
describir todo lo que veía, como se refleja en sus libros no me queda la menor
duda de que no vio nada al pasar por
allí.
Recientemente, el director de la Escuela Bolivariana Mataruca se vio obligado
a convocar una reunión con las autoridades que coordinan las
Misiones Educativas para aclarar algunas controversia surgidas con los alumnos
de dichas misiones en esta materia de la toponimia, a fin de buscar entres las
partes un entendimiento que condujera a hablar un mismo idioma por cuanto era
una contradicción que las instituciones educativas en ves de formar
estuviésemos deformando la conciencia social de la comunidad con con
mensajes confusos salidos de sus aulas. Precisamente el problema surgió porque
el método propuesto por los facilitadores a sus alumnos, dejaba a un lado los
aprendizajes que desde hacia tiempo se impartía en la escuela y que son el
producto de un largo trabajo de investigación docente.
Según la versión de Juan de La Cruz
Estévez hemos dicho que Mataruca significa en caquetio, hierba o paja ordinaria
que usaban nuestros aborígenes para hacer las casas de bahareque. No existe
ningún otro libro donde buscar información al respecto. Es lamentable que
Estévez en su libro “’Topónimos Caquetíos” no dejara constancia de su fuente de
investigación.
Debe quedar claro que el topónimo Mataruca en lo absoluto está
relacionado con el nombre Marta o Martha de origen hebreo, ya que estos lugares
existían mucho antes de la llegada los españoles.
Con el topónimo Guaibacoa pasa exactamente lo mismo.
Los habitantes de Guaibacoa repiten el mismo error de los mataruquenses. Allí
se asegura que el significado de dicho pueblo se origina por las muchas guacoas
que se posaban sobre los Guay. Téngase en cuenta que los
caquetios eran miembros de la gran Nación Arahuaca y que la lengua caquetía
procede de la lengua Quechua que aún se habla en el Perú..
Según Adrian Hernández Baño, Bacoa
significa arboleda o paraje en la lengua quechua. Tomando en cuenta esta
opinión podemos decir que Guaibacoa significa el sitio donde hay muchos guay.
De manera que no es correcto hacer creer que Guaibacoa es una composición de
las palabras “guay, árbol y guacoa paloma” Existen otra expresiones parecidas
como Adabacoa. Guadabacoa, Buchibacoa y Coquibacoa que en nada están
relacionadas con la palabra “guacoa”.
A manera de información es bueno que se sepa que Guaibacoa y Tomodore fueron dos grandes comunidades de Caquetios, así lo reseñó el cronista colonial Juan de Castellano. “Doce leguas entorno del asiento había población engrandecida, ciudades de grandísimo momento, como Todariquíva, Zacerida, memorados en este cuento como Corao, Tomodore. Capatarida, Corona, Guiabacoa”, entre otras.
En la Escuela Bolivariana de
Mataruca somos respetuosos del criterio que maneja la comunidad acerca del
topónimo Mataruca pero no lo compartimos porque hay elementos lingüísticos
académicos y científicos que desaprueban el planteamiento de la
comunidad. En nuestra opinión creemos que no se puede sostener como
cierta la tesis del significado de Mataruca que señala que era una “india
venida de Curazao” o que era una “señora llamada Marta ruca que vendía
aguardiente, por la sencilla razón de que la palabra Mataruca es un topónimo de
origen caquetío que no tiene en lo absoluto nada que ver con ninguna
Marta.
Para hacer trabajos relacionados con
toponimia es necesario tener en cuenta los parámetros que se exigen para tal
fin, como es el estudio lingüístico del origen de la palabra y su etimología.
Nadie puede poner en duda el origen
caquetio de Mataruca, Caruca, Macoruca, Machuruca, Curaidebo, Miraca,
Capatarida, Todariquiva, Paraguanà, Cumarebo, Tomodore y Guaibacoa, la
etimología es quizás lo más difícil de comprobar por los pocos estudios que existen
de los mismos. En ese sentido recomendamos a las autoridades competentes
hacerle saber a los tutores de dichas misiones que orientaran
adecuadamente a sus dirigidos en la búsqueda de las fuentes de información ya
que la metodología no era la más idónea. En dicha reunión se acordó y se firmo
un entendimiento entre las instituciones presentes, Coordinación de Misiones,
Escuela Bolivariana Mataruca y Escuela José Ramón Álvarez para contribuir
en la unificación de criterios en esta materia.
Estas son las recomendaciones de un
especialista que se deben tomar muy en para hacer trabajos de
investigación “Las fuentes son las columnas vertebrales de toda investigación.
Fuente puede ser un objeto propiamente dicho o una persona determinada.
Lo importante, en todo caso, es que nos suministre "información"
sobre cualquier fenómeno de la realidad. Existen muchos tipos de fuentes,
siendo las más conocidas las documentales, las orales y las iconográficas. Los
documentos, textos, periódicos, revistas son nuestra materia prima y para eso
debemos conocer sobradamente todas las bibliotecas, hemerotecas, archivos
nacionales o locales que existen en la comunidad. Por otro lado es
vital que sepamos quienes antes que nosotros han llevado a cabo investigaciones
similares, esto es importante: no podemos ser despreciativos de quienes
hicieron su aporte. La historia local, además de tomar en cuenta las
fuentes documentales tiene en las fuentes orales los testimonios de
protagonistas o testigos de las comunidades- una cantera inagotable de
materiales. Pero debemos ser cuidadosos. Una fuente porque sea oral y con una
gran carga emotiva no es garantía de que sea verdad; Aquí es importante
cotejar, contextualizar lo dicho por el lugareño con los demás testimonios y
documentos.” Alex Torres Iriarte.
Sobre asunto de topónimo de Mataruca aclarare oportunamente este asunto porque he descubierto nueva información que pone en tela de juicio lo escrito por el escritor antes mencionado y que derivó en mi tesis antes expuesta.
.
Al establecerse los conquistadores en
América, los Reyes de España valiéndose de cédulas, órdenes reales y otros
medios, pidieron a sus gobernadores y capitanes generales tratar a los indios
con especial consideración. De dar cumplimiento a estas reales órdenes se
encargaron con gran esmero los curas doctrineros que vinieron con los
españoles, por ser ese el papel de la iglesia en dicha conquista (llevar la
doctrina cristiana a quienes habitaban estas tierras).
Las reales órdenes entre otras cosas, exigían
lo siguiente: “lo primordial era que se juntasen en pueblos y ellos hicieran
iglesias donde hubiese sacerdotes que les enseñen, por que con éstos se podrían
entender en su doctrina y vivirían en conciertos y políticas” (Diego de Encina
cedulario indiano).
Los pueblos creados por estos curas
doctrineros tenían como centro una iglesia dedicada a un santo patrón o
protector.
Las tierras que se concedían a estos
pobladores en la doctrina, no eran para el usufructo privado o
particular, sino que pertenecían al conglomerado y los beneficios que estas
generaban, bien por el pastoreo o la labranza, se repartían entre todos, una
parte para la comunidad, una para el santo patrón y otra para el cura.
Es en virtud de lo establecido en
las órdenes reales, que el presbítero de Coro, Don Pedro de Sangronis a
solicitud del Obispo de Caracas, Dr. Don Juan José Escalona y Calatayud, que se
avoca a la búsqueda de un sitio para fundar su doctrina del Carrizal donde
realizaría su gran labor pastoral y social en pro de los caquetios, para la
cual contó con dos grandes aliados como lo fueron los hermanos Don Juan y don
Pedro de la Colina Peredo, pues, fueron estos quienes donaron las tierras para
la fundación de dicho pueblo, las cuales le fueron compradas para tal fin a
Doña María Montero como reza el documento original.
La demarcación de las aludidas tierras
estaba comprendida “desde la quebrada de Caruca hasta la subida de Taima taima,
corriendo del poniente a oriente y corriendo de norte a sur desde la playa,
hasta la falda de la sierra”.
La gran labor civilizadora de don
Pedro de Sangronis en beneficio de la comunidad indígena de El Carrizal, está
plasmada en un escrito del obispo antes mencionado que expresa lo siguiente: “El
licenciado Don Pedro de Sangronis presbítero natural de Coro, se ha dedicado en
todo a hacer un pueblo de Yndios, dos leguas del puerto que llaman de La Vela
en dicha ciudad.
A dichos indios los ha sacado y traído de
la isla de Uruba dominada por los olandeses de Curacao y para ello se embarcó y
saco de la ynfidelidad, cerca de doscientas
almas.
Los ha catequizado, bautizado y
casado muchos de ellos, tiene formado el pueblo que se dize El Carrizal y su
Yglesia muy adelantada con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe” (Archivo
General de Indias. Sevilla. Santo Domingo 795. 1798, Caracas 5- X).
Las tierras del valle de El Carrizal y Taratara escogidas por el presbítero,
Don Pedro de Sangronis para levantar su pueblo, eran como se ha dicho de don
Pedro y Don Juan de la Colina Peredo quienes hicieron donación de ellas a los
indios traídos de Aruba. El documento de dicha donación dice lo siguiente en
este fragmento: ... y si por algún acontecimiento (lo que Dios no permita) se
demoliere dicho pueblo, haya de volver dicha posesión de Taratara a nos y
nuestros herederos y le damos por cumplido en su propio folio a los indios
arubanos y a los que en adelante se avecindaren en él sobre dicho pueblo de
Nuestra Señora de Guadalupe (que es la patrona y titular de dicho pueblo), para
que tome la posesión de dicho terreno en la forma que va expresada y por posesión
real le entregamos esta escritura, juramos y prometemos de no revocar por
testamento, ni en otra manera, ni por decir no cabía en décima parte de nuestro
caudal que por ser muy bastante, nuestros bienes no poderla hacer no por otra
causa pensada o no pensada aunque de derecho nos sea concedida, de que nos
apartamos y si de hecho lo hiciéramos y fuéremos contra esta escritura no nos
valga ni seamos oídos en juicio ni fuera de él”.
Mas allá de la posición que cualquiera pueda tener
acerca de la represión, persecución y los desmanes que los españoles cometieron
contra nuestros indígenas, estos compraron para donar a una comunidad de
aborígenes tanto de Curiana como de Aruba, que aunque vivían en sitios
diferentes eran de una misma nación caquetía, de una misma cultura y lengua y
no hay que olvidar que tuvieron en común un mismo “Dios” al que adoraban
todos los caquetios. Manaure.
Todo lo antes escrito tiene como
propósito fundamental, aclarar a las nuevas generaciones de mataruquenses todo
lo concerniente a la posesión Taratara – Carrizal, desde sus inicios y lo que
es más importante, informar a la colectividad inmersa en dicha posesión sobre
los conflictos que ha habido entre sus miembros y personas ajenas a la misma, a
raíz de un documento que fue registrado en el año de 1912, por un grupo de
presuntos “herederos” de dichas tierras que reclamaron ante el estado
venezolano la propiedad de las mismas y del cual extrajimos el siguiente
fragmento: “En nuestro nombre y de los demás condueños de los terrenos
pro indiviso de El Carrizal y Taratara sitas en la jurisdicción del Municipio
La Vela del Distrito Colina a usted decimos: Por la escritura que en copia
certificada acompañamos de comprueba que dichas tierras fueron donadas por Don
Pedro y Don Juan de La Colina Peredo en 1723, a unos indios que habían venido
de Aruba y que estaba congregada en dicho sitio. Dicha donación fue
pues jurídicamente hecha a individuos particulares sin ser
indispensable que se designase cada uno por su nombre, por no exigirlo la
legislación de la época. Mas por la circunstancia de que eran de raza india se
acostumbró llamar aquella colectividad que era de Copropietario de
un terreno indiviso comunidad indígena de El Carrizal, pero ciertamente no
podemos quedar sujetos a las reglas que sigan los terrenos que fueron
verdaderas comunidades Indígenas porque el Carrizal no fue pueblo
de autóctonos, sino agrupamiento de familias inmigradas, queriendo
hacer constar estos hechos y y que la circunstancia del nombre usado no
perjudique nuestros derechos. A usted pedimos que cite los testigos
José Andrés Reyes, Manuel Arteaga, Félix José Torres, Manuel Calderón y Jacinto
A. Reyes, vecinos de La Vela para que declaren al tenor de los particulares”.
Estas fueron las personas que avalaron el
registro de dichas tierras en el documento antes citado: Saturnino Gamero,
Teófilo Rivero, Juan Lovera Chávez, Rafael Rivero, Tirso Ventura, Pastor
Blanco, Antonio Lugo, Eugenio Blanco, Juan Bautista Lugo, Críspulo Medina,
Pantaleón Zavala, Francisco Pérez, Jorge Chapman, Manuel de Jesús Reeth, Rafael
López, Jesús María Urdaneta, Francisco Istillarte, Francisco Hernández Fonseca,
Enrique Sirit, Miguel Vargas, José Cayafa, Jesús María Cortéz, Pedro Rojas
Ruiz, Margarito Pérez, Antonio López, Jesús María Lovera Chávez, Juan José
Reeth, Romualdo López Chávez, Galo Cáceres, Víctor Lovera Chávez, Gabriel
Ilarreta, Juan Till Penso, Julio Lugo, José Lugo, Pedro Medina Rojas, Amador
Seimber, Antonio Arévalo, Aguedo Ramón Cáceres, Rafaél Arteaga Acosta, Gregorio
Lovera Chávez, Ervigio Iturbe y Juan Bautista Díaz.
En Mataruca hay quienes creen que en el título
supletorio de 1912, como ellos lo llaman, no estaban todos los que eran ni eran
todos los que estaban, como ejemplo: los Sánchez, los Mora y los Alvarado, nativos
de El Carrizal fueron excluidos, así como también los Ordóñez de Las Lomas y
los Brett, herederos unos y avecindados otros. Pero igualmente pisatario todos
de dicha posesión, ¿quién sabe cuantos más, fueron excluidos?
El señor Guillermo Mora, Saturnino Cueva,
Pedro Reyes Ordóñez y Leoncio Lugo aseguran que el mencionado documento no es
más que un mamotreto jurídico, nulo de toda nulidad, porque en él, sus
promotores utilizaron unos argumentos que no se corresponden con las relaciones
históricas y sociales imperantes en la sociedad de entonces.
Decir por ejemplo, que la donación fue
hecha a individuos particulares es una burda mentira, porque el aborigen no
tenía más derechos que aquellos que imponía el blanco dominante. En otras
palabras, “la doctrina cristiana” no era más que una forma de control, pero con
el carácter humanitario del evangelio.
Ciertamente
el indio tenía unos derechos que no tenía el negro, pero éstos se ejercían en
relación directa con una comunidad liderizada por alcaldes y regidores
indígenas como lo establecían las reales cédulas, que incluso prohibían que
blancos e indios estuviesen juntos.
¿Cómo pudo ocurrírsele a éstas personas hacer
semejante afirmación, de que El Carrizal no era un pueblo autóctono, se
pregunta la gente? ¿Cómo pudo entenderse el siguiente fragmento de dicha
posesión que dice lo siguiente: “Y lo damos por cumplido en su propio
folio a los indios arubanos y a los que en adelante se se avecindaren en
el sobre dicho pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe, que es titular de dicho
pueblo para que tomen posesión de dicho terreno”
¿Cómo interpretar este otro texto de Don
Pedro citado por Martí en 1773? “Hizelo yo Don Pedro de Sangronis prebistero
asistiendo a la fundación de dicho pueblo por disposición del Señor
Doctor Don Juan José de Escalona y Calatayud el año de 1723, fundose
dicho pueblo de los indios caquetios que voluntariamente se vinieron
de la Isla de Aruba”.
Todas estas citas demuestran contundente y
categóricamente que dicho documento es un disparate jurídico que solo sirvió
para desatar una vez más los demonios de la corrupción, del egoísmo y la
ambición, en esta propiedad de los caquetios, por la cual se han
enfrentado siempre los herederos pisatarios que creen que la administración de los
recursos que generan dicha posesión, deben ser invertidos en el desarrollo de
la comunidad, contra los herederos no pisatarios que se creen propietarios y
con derecho a hacer de tales recursos lo que ha ellos le parece.
Estos enfrentamientos, fue lo que dio origen
a la demanda interpuesta en 1984, por un grupo de herederos con legitimo
derecho contra una de esas tantas juntas administradoras por considerar los
demandantes, que los demandados estaban actuando en perjuicio de los intereses
de la comunidad.
En la actualidad los problemas se han
agudizado con las peleas entre administradores foráneos impuestos por los
jueces que conocen de la causa, y que de alguna manera son
corresponsables del despelote de demandas y contrademandas que se
han originado, por las supuestas denuncias de los malos manejos de los
bienes de la posesión, que nadie sabe cuanto son ni donde están.
Los auténticos pisatarios de la posesión
Taratara-Carrizal siempre han creído que los de la Colina Peredo donaron sus
tierras a una comunidad indígena y que nadie absolutamente nadie puede reclamar
propiedad de ella, por ser dicha posesión un patrimonio colectivo.
La gente de estas comunidades de la
posesión sólo esperan que la Virgen de Guadalupe y Don Pedro Sangronis, hagan
el milagro de que aparezca un juez sensato y probo, que se avoque al
conocimiento de la causa, se tome la molestia de leer el documento original de
la posesión expedido por los de la Colina Peredo, y actúe conforme a
derecho, en concordancia con el espíritu de los donantes de manera que se haga
justicia de una vez y para siempre con el colectivo, que es el único que tiene
derecho a regir los destinos de la mencionada posesión.
Ya para concluir debo decir que después de
haber leído los documentos que he podido tener en mis manos he llegado a la
conclusión que a la comunidad le asiste la razón, pese a los infructíferos
resultados de aquellos que lucharon o creyeron y esperaron en la justicia,
como: Quintiniano Arévalo, Francisco Lugo, Alfredo Alvarado, y los que aún
luchan como Guillermo Mora y Leoncio Lugo. Así mismo pienso que
aquellos que pretendieron y pretenden sacar provecho de estas sagradas tierras
de la posesión de Taratara-Carrizal con sus manejos turbios, tendrán que
enfrentar a un justo juez en el cielo (Dios) y a los testigos de excepción que
serán Don Pedro de Sangronis, Mariano Martí y María de Guadalupe, única dueña
de la posesión.
ACTIVIDADES ECONÓMICAS DE LOS MATARUQUENSES
Los primeros habitantes de
Mataruca “subsistieron” gracias al fruto de la cosecha del conuco, los datos
del cardón y el semeruco, la cría de animales domésticos, la cacería y las
actividades comerciales producto de la venta de madera, la leña para cocinar,
el tococoro o cardón seco y la hierba de coneja (caruca.) También vendían
la cal, el carbón, la piedra picada. Este oficio de picar piedra lo hacían con
un hacha pequeña y se tardaban más de dos semanas en picar una camionada. Estos
fueron algunos de los picadores de piedra. Águeda, Dámaso y Martín Lugo,
Nicolasa, Lina y Emilia Alvarado, Francisca Lugo, Álvaro medina, Cecilio
Arévalo y Ramón Curiel entre otros. Así mismo se tejían sombreros con la
palma que venía de Cuba. El Cocuy que se asaba en huecos empedrados,
también era vendido junto con los trabajos hechos de arcilla que con gran
destreza realizaba la familia Curiel a quienes el pueblo bautizó con el mote de
las loceras. A la edad de doce años Cecilio era enviado por su padre Balbino
Lugo a vender leche en La Vela por la mañana, de donde regresaba a las once. A
las dos de la tarde iba a buscar una carga de leña en el monte para regresar
nuevamente a La Vela. En retribución recibía a cambio un
cobre.
INICIO DE LA EDUCACIÓN
EN MATARUCA
La vida de los niños descendientes de estos primeros pobladores de Mataruca,
fue muy dura en sus comienzos. Desde temprana edad eran iniciados en las
rigurosas tareas domésticas propias del campo, que comenzaba a las cuatro de la
mañana con la búsqueda del agua en la cacimba y el botijón, a la que también se
llevaban los burros a beber. Posteriormente se ordeñaban las cabras, se
molía el maíz, finalmente eran enviados a cortar el pasto para los animales y
la leña que se utilizaba para el fogón. Después de estas múltiples actividades
algunos niños, los más afortunados, eran ocupados en el ejercicio de aprender a
leer y a escribir, unos con ayuda de sus padres y familiares y otros con
personas contratadas, como lo hizo José Lugo quien le pagaba a Tomasa Villavicencio
por la enseñanza de sus hijos.
La señora Águeda Arévalo de Tomba nos
comentó, que su maestro había sido el señor Pedro Medina jefe del caserío El
Carrizal, quien además, fue un experto pirotécnico que hacía los cohetes para
las fiestas del pueblo.
Saturnino Cuevas aprendió a leer y
escribir con un libro que siempre llevaba consigo en el bolsillo titulado “Las
Tres Palomas”, con el cual donde quiera que llegaba, a cualquiera le solicitaba
le explicara las lecciones. Francisca Rojas refirió que en El Carrizal, el
padre Pineda junto con su señora madre y hermana, además de enseñar a leer y a
escribir, también enseñaban el oficio de tejer hamacas y alpargatas.
La educación formal por estas tierras se
inició en el alto de El Carrizal el 16 de septiembre de 1940, con la llegada de
Carmen Amadora Zavala oriunda de Guaibacoa, quién asumió el cargo por
instrucción de la autoridad municipal de la época, devengando un sueldo de 80
bolívares mensuales.
La casa donde comenzó este proceso educativo en El Carrizal era propiedad de
Andrés Zavala. En éste sitio estuvo la maestra mes y medio
aproximadamente, por ser muy pocos los niños que acudían a la clase. Por
este motivo la escuela se trasladó a la casa de José Concepción Lugo en
Mataruca, donde Amadora Zavala permaneció por año y medio, hasta su
traslado a la escuela de San Pablo.
Según la señora Águeda Lugo, Amadora
fue sustituida por Lola Berríos de Molina, después le siguió Ana García. Cuando
llega Lola Berrios de Molina, la escuela se denomina “Estadal Unitaria Nº 84” y
la instrucción impartida era de primero a tercer grado. En el mismo orden
siguió Sara Tremont, Lesbia de Mora y Ángela García de Arnáez, la cual llega a
Mataruca el 26 de Septiembre de 1957. La sede de la escuela además de la casa
de José Concho, también la tuvieron las casas de José de la Trinidad Lugo,
Antonio Arévalo y Justo López. Por deterioro de ésta última, fue mudada a la
residencia de Francisco Lugo. Es a partir de ese momento cuando la propia
maestra Ángela se convierte en la gran promotora de lo que sería la nueva sede
escolar que entonces exigía la creciente población infantil de Mataruca.
Para ser justo creo que la escuela que actualmente
lleva el nombre de José Ramón Álvarez, debió llevar el nombre de Angelina, por
ser ella quien realmente hizo todas las gestiones para la construcción de la
primera instalación educativa de la comunidad. Angelina al igual que todos los
docentes que pasaron por esta comunidad forman parte de la identidad cultural
de esta comunidad, por el contrario el nombre de José Ramón Álvarez no le dice
nada a la comunidad de Mataruca, siempre será un gran desconocido para este
pueblo. Con la llegada de Angelina comenzó el crecimiento sostenido de la Escuela
Estadal Nº 84 a la cual se agregaron posteriormente Carmen Valero de
Acurero y Celia Reyes
Entre el año 1968 y 1969, la escuela se integra al
Núcleo Estadal Rural 193 (NER) siendo a la vez sede de dicho núcleo. Las
directoras y demostradoras del NER 193 fueron, Carmen Pinto de Pérez y Olys
Moreno de Abreu, respectivamente.
En el año 1974 es fundado el Jardín de Infancia por la
maestra, Omaira Primera y la Bachiller Merlyn Báez como auxiliar.
También pasaron ejerciendo la docencia en
esta escuela maestros muy recordados como: Erlinda Bracho, Iria Martínez de
Diez, Milagros Petit, Lourdes de Acacio, Zonaida de Bracho, Omaira Blanco de
Hernández, Carlos Tortolero, Ramona de Peña y Morela de Barroeta.
En el año 1983, la
escuela es graduada con el nombre de “Escuela Básica Mataruca” su
directora en esta nueva etapa sería Teolinda de Chirinos en calidad de
encargada.
En este recuento
histórico del desarrollo educativo de la localidad, es necesario resaltar que
la profesora Rosa Mora de Ocando, tiene el privilegio de haber sido la primera
persona de la comunidad en ejercer la docencia en calidad de
suplente.
Tres años antes de producirse la
graduación de la Institución, los vecinos de Mataruca arriba en virtud del
crecimiento poblacional y el peligro que representaba para los niños
desplazarse hacia el sitio de la escuela, conformaron una junta pro
construcción de otra sede que estuvo integrada por: Pedro Manuel Reyes,
Quintiniano Arévalo, Alfredo Alvarado, María Blanco de Villanueva y Secundina
Reyes.
Estos gestionaron ante las autoridades de
turno, los recursos necesarios para la ejecución de la obra que se tenía
prevista construir en el sitio conocido como “La Vereda del Zorro”, lugar donde
se localizaba la casa de Pancha Sirit de Arévalo madre del Sr. Quintiano
Arévalo, quién fue la persona que cedió los terrenos para tan noble fin.
El liderazgo de esta junta pro construcción se hizo sentir de inmediato,
lográndose el material necesario para dicha construcción a través de ORDEC, así
como la asesoría técnica de sus promotores Emilio y Félix
Reyes.
En esta obra de autoconstrucción se puso
de manifiesto el protagonismo de una comunidad organizada para servirse a sí
misma. Gracias a la participación de todos, pudo ser inaugurada esta segunda
sede por el Gobernador Pedro Guillermo D`Leon, quien por cierto nada tuvo que
ver con la ejecución de la obra hasta ese momento, pues la misma había sido
realizada durante la gestión del Gobernador Aldo Cermeño Garrido.
Cabe mencionarse como algo anecdótico, que
en dicha inauguración hizo acto de presencia nada más y nada menos que la “Miss
Mundo” Pilin León.
A esta nueva y cómoda edificación es
mudada la “Escuela Básica Mataruca” en octubre del 84, quedando la vieja
escuela de Mataruca Abajo como un apéndice de ésta, bajo la dirección como es
obvio de Teolinda de Chirinos. En el anexo de la escuela vieja se
quedaron los maestros Morela de Barroeta, Zonaida de Bracho, Xiomara de Reyes,
Neris de Ocando y Omaira Bustillos. A la nueva sede acuden Raiza Jiménez,
Marina González, Elsy de López, Omaira Correa, Públia Sánchez, María
Reyes y Hébles García.
Es en el año escolar
1984-1985 cuando se produce el deslinde de este anexo de la “Escuela Básica
Mataruca”, al ser graduado con el nombre de José Ramón Álvarez bajo la
conducción de la maestra Agustina Nieves. En la actualidad la directora de
dicha Institución es la profesora Iris Manzanares de Rosales
Para el año 1986, la sección de preescolar
se integra al sector 4 del JIRE 193, bajo la administración de la maestra
Esther Torres como Sub Directora.
En el siguiente orden desde 1989
ingresan al preescolar la Auxiliar Yolanda Galiffa, la maestra Mélida
Leal, y la auxiliar Mirla Ollarves.
Finalizando la década de los ochenta y
comenzando la década de los noventa llegan los Especialistas, de Educación
Física Cesar Rodríguez, José Luis Higuera, de Cría y Campo y Hernán Blanco
Especialista de Música
En el año 1997 ingresa por traslado la
maestra María Colina.
La Escuela Básica Mataruca después de la
jubilación de su directora encargada Miriam Teolinda de Chirinos, fue
reconstruida y convertida en una escuela Bolivariana el 4 de junio de 2001, por
disposición del Gobierno Nacional, encargándose de su dirección la
maestra Marina González. En la actualidad es dirigida por el maestro José Luis
Higuera.
Es justo hacer mención que la profesora
Miriam Teolinda de Chirinos y su esposo el Dr. Rafael Chirinos, Diputado
jubilado de la Asamblea Legislativa, fueron dos grandes benefactores de ésta
Institución, pues, por sus buenos oficios fue posible lograr la construcción de
la cerca de la escuela, el teatro, el techo central, la dotación de muebles,
equipos y la dotación de la biblioteca
CARMEN
AMADORA ZAVALA
La
maestra que inició la educación oficial en Mataruca, lleva por nombre Amadora
Zavala, nació el 7 de Diciembre de 1919 en la población de Guaibacoa.
Amadora aprendió las primeras letras en la escuela de su pueblo,
lamentablemente en su escuela no existía la promoción, razón por la cual se va
a La Vela a los 16 años para reiniciar formalmente sus estudios
primarios en la escuela Antonio Dolores Ramones bajo la tutela de sus maestra
María Luisa Molina, y Emilia Rosa Molina. Amadora concluyó sus estudios
satisfactoriamente, no solo obtuvo excelentes calificaciones, obtuvo, además,
el reconocimiento de sus maestra, fueron ellas quienes gestionaron? Ante la
autoridad del Distrito Colina, el cargo de maestra para su excelente
alumna.
Amadora fue maestra de
Eustoquia, Cecilio, Eudocia y Francisco Arévalo; Lino, Quintiniano y
Domingo Arévalo Sirit; Prudencio, Manuel, Tomasa y Alejandro Mora;
Dominga Francisco y Juan Lugo Rojas; Hermogenes Rojas, Juan Rojas y Vicente
Lugo, entre otros.
Los
alumnos de aquella muchacha de 20 años que llegó a Mataruca un 14 de Septiembre
de 1940 nunca imaginaron lo que sería su maestra y cuan lejos llegaría.
La maestra de los
muchachos es enfermera profesional egresada de la escuela nacional de
enfermería de Caracas en 1948.
En Caracas
terminó el bachillerato en el Liceo Juan Vicente González en el año 1960.
En 1964 egresa de la Universidad Central de Venezuela con el titulo de
Licenciada en Educación. En la Universidad del Valle de Colombia obtuvo la
licenciatura en enfermería, convirtiéndose en la primera licenciada de
enfermería de Venezuela. En Puerto Rico realizo un Máster en Ciencias de la
Enfermería.
CARGOS DESEMPEÑADO POR AMADORA
∙
Directora de enfermeras del Hospital Antonio Smith de Coro año 1948-1952
∙
Profesora de fundamentos de enfermería y artes de la enfermería.
∙
Escuela Nacional de Enfermería. Caracas 1953-1958.)
∙
Directora de la Escuela Nacional de Enfermería. Caracas 1959-1962
∙
Profesora de Sicología. Escuela Nacional de Enfermería.
1963-1965
∙
Profesora de Puericultura. Instituto Andrés Eloy Blanco, Caracas- 1964 1965.
∙
Directora fundadora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de los
Andes 1967- 1972.
∙
Profesora de la Cátedra de Enfermería Médico Quirúrgica. Escuela de en
Enfermería Universidad de los Andes. 1974-1983.
PERSONAJES
DE LA COMUNIDAD
FRANCISCO LUGO
El señor Francisco Lugo
fue un notable personaje de Mataruca, que se caracterizó por ser incansable
luchador en procura de una mejor calidad de vida para sus coterráneos, por los
cuales se esforzó, dedicó y participó en múltiples acciones reivindicativas de
carácter social, cultural y político. En ese permanente accionar siempre
estuvo en primera línea, dirigiendo, coordinando e impulsando los distintos
grupos de trabajo en los que hubo de participar. En tal sentido, formó
parte de la directiva de la primera junta pro mejora de la comunidad a través
de la cual se logra la construcción de la primera sede escolar y la
construcción del acueducto local. También formó parte de la junta pro festejo
de la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe y dirigió por mucho tiempo la
sociedad de Las Mercedes, como un legado de familia que recibió de sus madre
María Mercedes Rojas Gauna y su padre José de la Trinidad Lugo Mencías
fundadores de ésta tradición en Mataruca.
Otras de las grandes luchas de
Francisco por lo que también se desveló y esforzó infructuosamente, fue por
lograr que la posesión Taratara-Carrizal estuviese bajo control de la comunidad. Francisco
también tuvo su papel protagónico en el acontecer político de la región,
participando en la resistencia contra la dictadura de Pérez Jiménez, de la cual
fue perseguido y prisionero. Cuando se instaló la democracia por la cual luchó,
fue elegido concejal suplente de Acción Democrática.
Francisco fue un hombre de una gran vocación
espiritual y de una sensibilidad estética que lo impulsaba a escribir canciones
que cantaba y acompañaba. La Virgen de Guadalupe fue su gran inspiración para
escribir y componer. Entre sus escritos deja una pequeña obra titulada
“El Carrizal pequeño obsequio de Nuestra Señora de Guadalupe”.
Muchos reconocimientos recibió en vida
Francisco como trabajador y dirigente, comunitario pero quizás el de mayor
significación fue el libro que le dedicó su nieto Francisco José Romero Lugo,
titulado “Maestro Lugo, ejemplo de Acción y vida”
QUINTINIANO AREVALO
Quintiniano Arévalo fue otro de los
grandes servidores de Mataruca. Guerrero incansable no escatimaba sacrificio
por los intereses de su amado pueblo, al que siempre representó en cada
uno de los organismos comunitario de lucha, que libró en la comunidad en pro
del desarrollo. En el sector público Quintiniano se desempeñó como funcionario
policial durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Después de la caída del
régimen se dedico a la actividad comercial, siguiendo el ejemplo de su madre
Carmen Francisca Sirít, mejor conocida como Pancha, de quien sin duda heredó el
carácter bizarro que le caracterizó.
PEDRO MANUEL REYES ORDÓÑEZ
Pedro Manuel Reyes Ordóñez es un
apreciado líder de la comunidad. Nació en Muaco y está residenciado desde hace
muchos años en Mataruca, en unión de su respetada familia.
Pedro Manuel ha sido un hombre de trabajo. Desde
temprana edad fue empleado de gobierno en resguardo marítimo en Cararapa y más
allá en el Faro, La Enramada, Guasare, La Boca del Río, El Manglar, Tucupido,
Cumarebo, Cuarajacuma y Dabajuro; también se desempeñó en la empresa petrolera
Shell como celador de segunda y más tarde oficial de primera; de aquí pasó a
ejercer el cargo de prefecto en el Municipio San Miguel del Turagual.
ALFREDO
ALVARADO
Desde muy temprana edad Alfredo
Alvarado, como buena parte de los niños de Mataruca, debió asumir compromisos
de trabajo para contribuir al sustento del hogar. La más importante de
esas actividades realizadas por Alfredo fue, la venta de leche, la cual
compraba a productores e intermediarios para proveerla en Coro a una clientela,
comprometida a recibir el producto todos los días por la mañana. Sus
instrumentos de trabajo eran la bicicleta y el porrón. Una vez concluido el
oficio de distribuir la leche Alfredo se dirigía religiosamente a la barbería
de su cliente Pablo Acosta, de quien se había hecho amigo. En este sitio además
de pasar el rato en amena conversación, también prestaba mucha atención a su
amigo cuando éste realizaba su trabajo. En una ocasión Pablo lo interrogó
diciendo.¿ Alfredo te gustaría ser barbero Alfredo sorprendido respondió ¡claro
que sí señor Pablo!. Pablo le recomendó aprender con los muchachos de Mataruca,
y así lo hizo. Cuando ya había adquirido cierta destreza en el oficio, Pablo le
dio la oportunidad de comenzar en la barbería, y desde ese momento el hermano
de Alfredo, Ramón Alvarado se encargó de la distribución de la
leche.
Con esta reseña queremos
hacerle un reconocimiento a un gran hijo de Mataruca que siempre estuvo
preocupado por el destino de su pueblo, al que se dedicó en cuerpo y alma a
servirle desinteresadamente
GUILLERMO MORA
Guillermo Mora es uno de los cuatro
hombres más importantes de Mataruca al igual que Francisco Lugo, Alfredo
Alvarado y Quintiniano Arévalo quienes a pesar de no tener un elevado grado de
instrucción académico, cumplieron a cabalidad su papel de dirigentes de
la comunidad, como nadie hasta el presente.
En la actualidad entre las nuevas generaciones de mataruquenses
hay educadores ingenieros, abogados, técnicos superiores, técnicos medios y
muchísimos bachilleres. Sin embargo, entre todos no se vislumbra la generación
de relevo que pueda superar el espíritu de unidad, combatividad y compañerismo
que mostraron estos grandes hijos del pueblo, en su lucha por lograr una mejor
calidad de vida para todos.
Con la partida de Quintiniano, Francisco y Alfredo a
la morada celestial, Guillermo quedó solo pero en pie de lucha batallando como
los buenos soldados
A su edad es admirable verlo
estudiar para obtener su titulo de educación primaria en la tan criticada
“Misión Robinsón” Pero la misión más importante de Guillermo comenzó
cuando por su propia iniciativa se ocupo de su formación, convirtiéndose en mi
opinión en un brillante autodidacto apasionado por la lectura y la
investigación de la historia local. Él es la persona que mejor conoce en
detalle y profundidad todo el asunto relacionado con la posesión
Taratara-Carrizal, por tener en su poder una buena colección de documentos
relacionado con dicha
PETRA M. REYES BLANCO
La Profesora
Mercedes como todo el mundo la conoce califica como personaje de la
comunidad por un conjunto de virtudes cristianas y humanas que la caracterizan
y que hacen de ella una excelente persona en sus actuaciones sociales tanto en
la vida pública como en la privada y muy particularmente en sus relaciones con
la comunidad, en el desempeño de su liderazgo espiritual, como católica
comprometida en la conducción de la iglesia mataruquense, rol que le ha valido
para ganarse un lugar en el corazón de todos y cada uno de los de los
habitantes de la comunidad.
ÁNGEL COLINA
Ángel colina,
natural de La Vela, se gano un lugar en la historia de esta comunidad pro su
gran disposición y dedicación en pro del deporte. A él se le debe la siembra de
las bolas criollas en Mataruca. La comunidad siempre lo recuerda junto a los
niños practicando cualquier actividad deportiva. Los mataruquense conocieron el
boxeo de cerca gracias a este gran promotor deportivo.
TRADICIONES
RELIGIOSAS
Los habitantes de
Mataruca y de El Carrizal además de celebrar la festividad en honor de La
Guadalupe cada doce de diciembre, tenían también por costumbre rendir homenaje
al niño Jesús, a San José y a Nuestra Señora de la Merced.
La fiesta en
honor al Niño Dios se efectuaba de 6 de enero (Día de Reyes).
Responsables de dicha celebración fueron por mucho tiempo, Ignacio Zavala y
Dolores Taborda. Cuenta el señor Saturnino Cueva que en compañía del
Indio Zavala, todos los años recorrían buena parte de la Serranía pidiendo
limosna para cubrir los gastos que ocasionaba el acto festivo.
Los hermanos Augusto y Juan Rojas fueron
también dos fervorosos promotores de esta tradición siguiendo los pasos de
Ignacio Zavala.
La fiesta de San José la celebraban
también Augusto y Juan Rojas, pero en Caruca. Esta celebración se hacía en
acción de gracias por las lluvias y las cosechas abundantes, por supuesto, que
a dichas fiesta nunca faltaban los mataruquenses.
La solemnidad de Nuestra Señora de las
Mercedes era una fiesta que se hacía en El Carrizal por todo lo alto, con
mucho brillo por parte de los esposos Pedro Rojas Ruiz y Lucrecia Gauna de
Rojas, ambos propietarios de la imagen venerada.
Con la desaparición física de dichos
dueños se originó una controversia entre los herederos de éstos, por la
custodia de la virgen. Esta situación obliga a Monseñor Pineda (Párroco
de la época) a mediar entre las partes, para resolver las diferencias
familiares que había suscitado dicha imagen.
Buscando ponerle punto final al asunto, el
señor Párroco Pineda decidió salomónicamente dejar la virgen bajo el resguardo
de la iglesia. Esta decisión no satisfizo a una de las partes y por ello
decidieron mandar a hacer una nueva talla de Nuestra Señora de la Merced en Tocopero,
por recomendación de un señor que pasaba siempre vendiendo pan en un burro, de
nombre José Manuel. Esta fiesta llegó a realizarse el 24 de septiembre y
el primer domingo de octubre
La Sociedad que se constituyó en ese
entonces estuvo integrada por los hermanos Balbino Lugo y los esposos José de
la Trinidad Lugo y María Mercedes Rojas de Lugo (promotores de la misma), Ramón
Rojas Arévalo, Serapio Reyes, Ernesto Pérez, Jesús Leal, José Mercedes Curiel,
Leonardo Curiel, Francisco Cruz, Juan Villavicencio y Pablo Atencio entre
otros.
Esta
sociedad de la Merced estuvo presidida por: Francisca Rojas, Aurelina Arévalo,
Micaela Blanco, Regina Lugo, Mireya Lugo, Rosa Mora, ya al final de su
existencia por Nora Arévalo, Petra Mercedes Reyes y Rosalina Lugo Alvarado.
La familia Lugo Rojas mantuvo viva esta
tradición hasta mediado de 1980, siendo su mentor principal, Francisco
Lugo.
Después de un receso de 12 años,
nuevamente se realizan misas a la virgen desde 1998 al 2003, pero en un nivel
mas privado.
Tanto en el pasado como en el presente
Nuestra Señora de La Merced ha hecho y hará historia, porque ahora y para
siempre, Ella es la patrona de
Mataruca.
En la actualidad Contamos con una imagen que
personalmente adquirí en Valencia con recursos aportados por los fieles la cual
se encuentra en una caja de cristal y madera pulida, donada por Julio Chirinos
Peniche. La Señora Liseth Ordoñez donó el terreno para la iglesia. Por medio de
unos amigos El Profesor Luis Higuera ý yo logramos el levantamiento topográfico
del terreno y el diseño de la Iglesia. En tampoco tiempo hemos podido apreciar
la mano de Dios y María Santísima en cada una de nuestras actividades. Todas
las celebraciones han sido inolvidables.
En la primera fecha en que se
celebró las fiestas, la Camera Edilicia de la municipalidad Presidida por El
Alcalde Ángel Villegas realizó una Sesión solemne con motivo de celebrarse los
sesenta y cuatro años de la educación en Mataruca, siendo la oradora de orden
La primera Maestra de la comunidad, Carmen Amadora Zavala. En las siguientes
celebraciones se han estado administrando los sacramentos de la comunión,
bautizos, confirmación. En la fiesta del 2007 se realizó la boda de los esposos
de Cruz e Irma Amaya con la presencia del Arzobispo Mons. Humberto
Lucker.
Otro milagro de la
virgen es que ya Mercedes no está sola cuenta con dos nuevos catequistas. Y
varios jóvenes de la comunidad están asistiendo a la escuela de Misioneros, en
La Vela.
MATARUCA Y EL DEPORTE
EL BEISBOL
El Béisbol en Mataruca comenzó a
practicarse realmente a finales de la década del treinta. Los primeros
muchachos que jugaron pelota en Mataruca fueron entre otros, Isidoro, Vicente,
José María y Ricardo, Félix Alvarado, Bruno y Juan Lugo Sirit, y Felipe
Arévalo entre otros. A mediados de la década del cuarenta ya hay
una nueva generación de peloteros entre los cuales se encontraban Martín Lugo,
Francisco y Brígido Mora, Julio, Francisco, y Cecilio Arévalo, Quintiniano,
Domingo y Lino Ernesto Arévalo Sirit Álvaro Medina Dámaso Lugo, Alfredo
Alvarado, Ramón Curiel, Rafael Trompiz, Albino Rojas y Elías Rojas, Aquella
juventud que comenzaba a levantar, jugaban con pelotas de trapos que ellos
mismo elaboraban en un pequeño llano que estaba entre la casa Polonia Curiel y
Lina Alvarado. Es esa misma muchachera junto a algunos mayores quienes se
organizan para comenzar a limpiar aquel enmontado terreno que fuera bautizado
con el nombre de Sansón Curiel.
El más famoso pelotero nacido en
Mataruca y primer en jugar béisbol organizado y de calidad fue Antonio Curiel,
mejor conocido como Sansón. Sansón se hizo pelotero en La Vela en el
campo del Manaure, el cual estaba situado detrás de la panadería que esta
frente a la Unidad Educativa Antonio Dolores Ramones. Sansón era un
hombre alto y muy fuerte a quien los bateadores no le veían la bola
incluso no se conseguían quehacer para él, y los que se atrevían tenían que
reforzar las mascotas para no lesionarse las manos realmente era el orgullo de
los mataruquenses, quizás fue la primera persona de la comunidad que proyectó
la imagen de Mataruca. Sansón fue un pelotero que estuvo en aquellos grandes
eventos beisbolísticos, realizados en La Vela, Coro, Cumarebo Tucacas y
en muchos otros sitios de la geografía falconiana Otras glorias del
béisbol Colinense en esa época fueron, Saúl Villavicencio, José Manuel Chávez,
Alfonso Ramírez, José Ramón Higuera y Yito Cordero entre otros. La
época de Sansón Curiel, fue la época dorada del béisbol en Falcón. Entre
los equipos soñados de ese momento estaban Coro, El Campo Elías, Vuelvan Caras,
Jamaica, El Volante, el Zamora y el Orión, en Cumarebo en La Vela estaban
de Moda El bregadores, Huapango, Colombia, Maturín
Otros Mataruquenses que jugaron en la Vela
con El Bregadores finalizando la década del cuarenta fueron Julio,
Francisco y Cecilio Arévalo, José María Lugo y Félix Alvarado entre otros. El
primer equipo que se organiza en Mataruca, fue El Santa Marta, allí
jugaron Francisco y Brígido Mora, Felipe Lugo, Juan Columbino Lugo, y Elías
Roja, José María Lugo, y Félix Alvarado. Este equipo realizó algunos encuentros
con El Guapango y El Colombia. En el año 1943 Cecilio inicia las primeras
prácticas del béisbol organizado en Mataruca con un grupo de jóvenes, entre los
cuales estaban, Bartolo Blanco, Rafael López, Eugenio Curiel, Domingo Arévalo,
Álvaro Medina, José Medina, Emeterio Naveda y Brígido Mora Dámaso Lugo,
entre otros. Con este grupo de Pelotero, Cecilio logra conformar el Deportivo
Mataruca para competir con equipos de La Vela como El Maturín y El Colombia.
Dos años fue la vida del Deportivo Mataruca, el cual representaba
Francisco Lugo. En Mataruca se comenta mucho la hazaña de Albino Rojas respecto
al espectacular triple play ejecutado en La Vela.
LAS BOLAS CRIOLLAS
La participación
protagónica de Ángel Colina en pro del desarrollo deportivo de Mataruca, es de
gran significación. Promueve la construcción del estadio en compañía de Carmen
Lugo, durante la gestión del profesor Urbano García al frente del Concejo
Municipal.
La cancha de usos múltiples es también un
logro en el empeño de dotar a Mataruca de instalaciones deportivas para la
práctica del deporte.
Ángel Colina fue quien inició el deporte
de las bolas criollas en Mataruca a solicitud de José Ramón Nieves, Presidente
de la Liga de Bolas Criollas en La Vela para 1980. Es al lado de la
cancha de usos múltiples donde se inician las primeras prácticas de esta
disciplina en la localidad. Colina, es acompañado en este proceso de
organización por Luis Ramírez (el gocho), Julio Alberto Rojas, los esposos
Villanueva Blanco y familia, el señor Salomé Mora de Puente Piedra y otros
miembros de la comunidad.
Las bolas criollas con las que se
entrena esta actividad fueron cedidas en calidad de préstamo por el señor
Alejandro Zavala de La Vela.
Una vez construida la cancha fueron muchos los
encuentros realizados en la misma, con la participación de equipos de El 42Carrizal,
Puente Piedra, La Vela, Acurigua y hasta Punta Cardón. Mataruca llegó a ser
subcampeón infantil femenino, donde destacaron Mirelis Lugo y Aracelys
Villanueva. En este deporte Mataruca cuenta con dos excelentes jugadoras como
son Mirelis Lugo y Gualeydi Becerrit, las cuales han sido dignas
representantes de esta comunidad en eventos de carácter nacional en distintos
estados del país.
MATARUCA, EL AGUA y ELECTRICIDAD
El obispo Mariano Martí
en su visita pastoral por la provincia de Coro en 1773, escribió: “El pueblo de
El Carrizal es de lo más infeliz y pobre de lo que se pueda imaginar, pues, por
todo su circuito no se ven sino, cardonales y les falta el agua para beber.
Pues solo en el pueblo hay algún manantial muy escaso; en unos hoyos donde
bajan a coger la poco agua que allí hay”
Ya hemos dicho que el agua utilizada por
los pobladores de Mataruca provenía de una cacimba. Esta estaba ubicada en la
quebrada de Caruca, cercana al camino real conocido como El Caracol.
Posteriormente se trajo agua de El Carrizal de un aljibe que existe en el
pueblo desde la colonia. Esta se extraía por medio de un molino de viento que
fue instalado probablemente en el año de 1948. Luego se almacenaba en una caja
de cemento que fue construida en un alto del mismo pueblo. De allí bajaba por
gravedad y se distribuía por tubería a varios puntos de la localidad
denominados pilitas o plumitas. Estos sitos fueron lugares para el encuentro y
la tertulia entre los vecinos, que desaparecieron con la llegada del camión
cisterna que llenaba las pipas. Este camión desapareció también con la llegada
del agua potable en el año 1.967. Nueve años estuvo Martha
cargando agua de la cacimba y de la pilita para llenar sus pipas. El aljibe o
pozo al cual hemos hecho mención, es un hoyo de fondo cónico que mide
aproximadamente 6 metros de profundidad, construido de piedra y
mampostería por los caquetios que habitaban El Carrizal, en este sitio
hubo otros pozos que llamaron, el del musiú y el de Pedro Medina.
Al hablar de agua no podemos dejar de
mencionar, la que brotaba en el manantial de La Guadalupe, cerca de Taima
Taima, la cual era muy codiciada por sus bondades medicinales. Esta agua era
embotellada y distribuida en La Vela por el señor Manuel Velásquez.
La energía eléctrica según la
señora Martha, llega, en el año 1.959. Este hecho nos lo demostró con un
testimonio muy importante de su vida el cual esta relacionado con la mudanza
que hiciera de Maracaibo a Mataruca el 31 de Julio de 1958, y con su hijo
José Francisco quien para esa fecha tenia aproximadamente cuarenta días de
nacido. Obviamente cuando el niño cumplió su primer añito de edad se hizo la
luz en Mataruca.
Con ese escrito rindo homenajes a todas
estas personas maravillosa que hiceron posible con su aporte parte de este
trabajo. Belkis y Zandra Lugo, Zandra Lugo, Martha Zamora de Lugo. Leoncio
Lugo, Dominga Lugo, Francisca Rojas, Saturnino Cueva., Guillermo Mora, Cecilio
Arévalo, Eudocia Arévalo, Domingo Arévalo, Willian Brette Mercedes Reyes
Blanco, Secundina Reyes Blanco, Ángel Colina, Cecilio Lara, Miriam Blanco,
Carlos Villanueva Blanco, Francisco Villanueva Blanco. Águeda Arévalo, José y
Sergio Bolívar, Alvaro Medina, y Ordóñez y los docentes Mirian de
Chirinos, Marina González, María Reyes, Omaira Correa, Publia Sanchez Zonaida
de Bracho Y Pedro Manuel Reyes Ordoñez. Hay otro que ya iré recordando